lunes, 30 de marzo de 2009

XIIº CONGRESO DE HISTORIA DE LOS PUEBLOS DE LA PCIA. DE BUENOS AIRES. CAPITÁN RUFINO SOLANO: SU ACCIÓN, ORÍGENES DE AZUL Y OLAVARRÍA.- ABRIL/2009

XIIº CONGRESO DE HISTORIA DE LOS PUEBLOS DE LA PCIA. DE BUENOS AIRES.
CAPITÁN RUFINO SOLANO: SU ACCIÓN, ORÍGENES DE AZUL Y OLAVARRÍA.-
INTRODUCCIÓN:
Es esta la historia de un muy particular militar, el capitán Rufino Solano, recordado como “El diplomático de las pampas”, quien durante muchos años desplegó inigualables acciones en favor de la paz, de la libertad y de la vida en la denominada “frontera del desierto”, desde mediados del siglo XIX. Mediante estas acciones, haciendo gala de un trato proverbial con el aborigen, consiguió redimir personalmente a centenares de mujeres, niños y otras personas prisioneras, de ambos bandos, movido por una notable y especial consideración hacia el género, encarnado en la lacerada figura de la cautiva. Asimismo, se destacan entre sus acciones, el haber evitado sangrientos enfrentamientos por medio de sus prodigiosos oficios de mediador, pactando numerosos acuerdos de paz y de canje de prisioneros ante los máximos líderes indígenas, como Calfucurá, Namuncurá, Catriel, Pincén, entre muchos más. Más allá de las ejemplares condiciones humanas y morales con que se hallaba dotado este militar, fueron notables sus amplios conocimientos de baqueano y rastreador y su capacidad para comunicarse con la lengua y el alma del indígena, cualidades estas que habían sido adquiridas desde su nacimiento por ser integrante de una familia fundadora de la ciudad de Azul, por la estratégica ubicación donde se radicó su familia y por las funciones que desempeñó su padre Dionisio Solano en aquella región.
SU FAMILIA FUNDADORA Y POBLADORA: Para entender el surgimiento de la figura del capitán Rufino Solano se hace imprescindible enlazar su figura con la familia de donde este provenía y su actividad en la región, su padre fue Dionisio Solano, cofundador de la ciudad de Azul, quien había nacido por el año 1776, en Buenos Aires, era hijo de Pedro Solano y Martina Pabón, era el único hijo varón y tenía seis hermanas las cuales eran: Martina Solano casada con José Santiago Enriquez; Paula Solano, casada con Antonio Pavón; Josefa Solano, casada con Ignacio Alfaro; Pascuala Solano, casada con Juan Berois; Petrona Estefanía Solano, casada con Pedro Benitez y Dominga Solano, casada con Pascual Olivera .
Dionisio Solano había sido guerrero de las invasiones Inglesas, como oficial del Regimiento de Patricios y de la Independencia Nacional junto al General Manuel Belgrano obteniendo el grado de Teniente . Posteriormente, encontramos a Dionisio Solano, entre los años 1824 y 1827, firmando con un grupo de vecinos de Matanza, Durazno, Lobos y Navarro, un documento que presenta Nicolás Anchorena al Congreso oponiéndose al proyecto de división del territorio de la Provincia de Buenos Aires, durante la Presidencia de Bernardino Rivadavia, el cual finalmente no se convirtió en ley . Luego participa en el Ejército Federal en Navarro, en 1828, donde fusilamiento del Coronel Manuel Dorrego, lugar donde fue herido y estuvo convaleciente durante algún tiempo, en ese combate hizo su bautismo de fuego Pedro Rosas y Belgrano, hijo natural del General Belgrano.
Finalmente, Dionisio Solano en el año 1832 llega al Arroyo Azul, comandando la caravana fundadora del pueblo del mismo nombre e Inmediatamente fue seleccionado para ejercer las funciones de Alcalde Rural para el “Arroyo Arriba”. Los partes oficiales del Juzgado de Paz de Azul lo describen del siguiente modo: “Alcalde, Federal neto, natural de Buenos Aires, sabía leer y escribir, de ejercicio estanciero, de capital no muy poco, que consistía en ganado vacuno, lanar y caballar. Sirvió en el ejército federal en Navarro. Se enfermó después y estuvo mucho tiempo así. Hizo la campaña al desierto, conducta excelente”; estos partes fueron firmados por los consecutivos Jueces de Paz de Azul, Antonio y Manuel Capdevila y por el mencionado Pedro Rosas y Belgrano, todos ellos emitidos en el Fuerte Azul .
Luego de participar en la Campaña del Desierto de Juan Manuel de Rosas de de 1833, como función inherente a su cargo, Dionisio Solano formó parte de la Comisión Reguladora de Capitales del Fuerte del Azul, efectivizando de esta manera la ley sobre contribuciones directas sancionada en 1821 y puesta en práctica por Juan Manuel de Rosas por medio de otra ley sancionada el 12 de abril de 1839, que en su art. 5º, ordena que dicha tarea recaudatoria debía ser llevada a cabo por los distintos Juzgados de Paz de la provincia, se trata del antecedente de las actuales y conflictivas “Retenciones al Campo”. Así hallamos la siguiente carta que textualmente se transcribe: “Vivan los Federales y Mueran los Unitarios.- La Comisión Reguladora de Capitales del Partido del Fuerte Azul – Partido del Fuerte AZUL Agosto 9 de 1839 año 30 de la Livertad 24 de la Indepª y 10 de la Confederación Argentina.- De conformidad a lo dispuesto en la Ley de 12 del presente año ha regulado el capital del negociante Dn. Antonio García en la cantidad de tres mil quinientos pesos en giro comercial, por lo que ha enterado en el Juzgado veynte y ocho pesos cuota que le cupo según la regulación hecha - Manuel Capdevila Juez de Paz – Ramón Rocha Alcalde – Manuel de los Santos Alcalde – Simeon Olivares Alcalde – Dionisio Solano Alcalde” .
En cumplimento de estas funciones y como consecuencia del Decreto de Viamonte del año 1829 a Dionisio Solano, a su esposa Albina Márquez y a otros miembros de su familia se le concedieron suertes de estancia que se hallaban ubicadas en el actual partido de Olavarría y por tal circunstancia figura en el Censo de Propietarios y Ganaderos de la Frontera del Arroyo Azul del mes de julio de 1839. En este mismo censo Dionisio Solano también aparece empadronado en Ranchos por campos adquiridos con anterioridad a la fundación de Azul y antes del mencionado decreto (1827-1836), según consta en el Archivo de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires y otros autores .
Durante todos estos años la familia Solano ocupó el mismo territorio donde se hallaban asentadas las tribus de Catriel, cercano a la Sierra Chica (ver Plano de las suertes de estancia del arroyo Azul del Sargento Juan Cornell del año 1859), conviviendo con sus integrantes y sosteniendo y apoyando al intercambio pacífico acordado con los indígenas por Juan Manuel de Rosas y los distintos pactos de protección mutua celebrados. Estos últimos fueron para prevenir los ataques que a menudo eran víctimas los pobladores de la zona, incluyendo por supuesto a Dionisio Solano y su familia. Como testimonio de ello, se transcribe textualmente un documento del año 1845, que señala: “Fuerte Azul Dic.11.1845.” El Jues de Paz y Com Accid. De parte del dia de cotte el Indio Ranquí enemigo a robado en las poblaciones inmediatas a las sierras de Tapalquén algunas manadas de yeguas a vecinos de esta Partido. “Al Sr. I Edecan de S.E.: Manuel Corvalan: El que firma tiene el honor de dirigirse a V.E. comunicandole que el dia 8 al amanecer avansó el Indio renquí como con cincuenta indios, las primeras poblaciones que hay acia las sierras de Tapalquen, robando algunas manadas de los vecinos Dn. Fco. Maldonado, Don Dionicio Solano, Don Antonio Navas, Don Galo Setonio y de un “puesto del Gral Don Prudencio Rosas. El que firma inmediatamente que recibio el aviso hizo preparar el I Escuadrón de la Divicion a su mando y lo movio en dos horas al mando de Don Ventura Miñana, Coronel, en seguimiento de los indios ladrones no habiendo sido posible darles alcance en virtud de la precipitada fuga que hacian con la poca hacienda cavallar que arrearon. Al Sr. Cor. Graduado Don Santiago Villamaior y al Sr, Tente Cor. Don Bernardo Echeverria (comandante del Cantón Viejo de Tapalqué) y al Casique Mayor Catrié, avisó el que suscribe en el acto, mandando el Sr. Cor. Villamaior una partida incorporada al Casiquillo Curuequé que siguiera de cerca al esperesado Renquí con cien indios que hasta hoy no ha vuelto de la persecución que le hacia la que si tiene buen exito se lo comunicare ha U inmediatamente. El que firma a dispuesto dejar una partida de cincuenta hombres a cargo de un oficial cerca de las sierras para que recorran el campo en precaucion de otros daños Todo lo que V.E. se servirá poner en el superior conocimiento de S.E. Don Juan Manuel de Rosas. Dios guarde a U. ms as. Firmado: Pedro Rosas y Belgrano. Este documento denuncia la pacífica convivencia, la protección mutua de la zona y además claramente la ubicación de la familia Solano.
Respecto a la actividad de Alcalde ejercida por Dionisio Solano desde los albores de la ciudad de Azul, es conocida la carta del Juez de Paz de Tandil Don Manuel Guerrico dirigida a su par del Fuerte del Azul, José Antonio Capdevila, ante la existencia de un ganado que, por temor al peligro, había sido abandonado por el encargado de la estancia que Guerrico poseía en Azul: “¡VIVA LA FEDERACIÓN! Tandil, julio 16 de 1837.-- Al Señor D. José Antonio Capdevila, Juez de Paz y Comandante del Fuerte Azul:-- Mi estimado amigo D. José Antonio Capdevila: contesto sus dos estimadas del 8 y 12 del presente que he recibido con gusto…A Solano que haga lo que crea conveniente con mi hacienda en Azul, que mi mente ha sido no recular una línea: pero si el encargado de cuidar la Estancia (la de Guerrico) no se anima a parar en ella, es justo que tome Don Dionisio alguna medida, y la mejor creo la que me propone para reparar la hacienda y no dejarla tirada. Nada más creo que ocurre: he dejado contestadas sus cartas, solo me resta que mande a su an…. Firmado: Manuel J. Guerrico.” Es claro que las funciones era la de tomar medidas para conservar el orden y la seguridad en sus dominios, los cuales era la campiña donde acechaba constantemente el peligro.
Del mismo modo, a 10 años de la misiva anterior, obraba ante el Juzgado de Paz de aquella época un siguiente registro de carretas de transporte, en el cual se podía leer lo siguiente: “Fuerte Azul, Junio 30 de 1848…Relación de los individuos que tiene carretas en el Partido y se les ha pasado la suerte de Patente: …Dionicio Solano, tiene 1 castillo, no saca patente por ser Alcalde”.
Que, también a más 10 años después de la data del documento anterior, en el “Plano del Partido y Arroyo Azul” del Sgto. Mayor J. Cornell (1859) , podemos observar la ubicación de varios integrantes de la familia Solano, en la suerte identificada con el Nº 296: Dionicio Solano, la identificada con el Nº 297: Alvina Marques, la señalada con el Nº 48: Balentín Solano y la señalada con el Nº 303: la de Lorenzo Solano (abreviado).
Este territorio, cercano a la actual Olavarría, se hallaba tan identificada por la familia de Solano que la contienda librada entre el general del Ejército Nacional don Manuel Hornos contra los indios, ganada por el primero, el 13 de febrero de 1856, se le ha denominado manera oficial: Batalla de Campos de Solano.
Dionisio Solano hasta los últimos días de su larguísima vida permaneció reclamando sus tierras, que poseyó durante más de cincuenta años, incluso ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, sin lograr su objetivo. De igual manera han reclamado varios de sus hijos (Valentín, Rufino, Lorenzo)
En el Plano del pueblo de Olavarría, elaborado por agrimensor Juan F. Czetz en el año 1868 cuya copia Nº 1 ha sido confeccionada por el agrimensor Carlos Glade y se encuentra en el Archivo de Olavarría, se puede apreciar que la parcela identificada con el Nº 128 que corresponde a Rufino Solano, asimismo, la parcela Nº 88 estaba inscripta a nombre de Cecilio Chamorro, casado con Mercedes Solano , otra de las hijas de Dionisio Solano y de Albina Márquez.
El 18 septiembre del año 1869 fue censada la familia Solano en la zona urbana de Azul y allí hallamos que Dionisio Solano contaba con 92 años y Albina Marques 56 años, sus hijos Desiderio Solano 8 años, Justo Solano 20 años, Rufino Solano 32 años y Pedro Solano 26 años, este último fue censado en la Campaña Partido del Azul en la zona rural y su oficio era de ovejero. Por su parte, el 15 de septiembre de 1869, fue censado otro hijo de Dionisio, Valentín Solano, en Cuartel Nº 3 de Azul, que correspondía a la zona rural, acusando 55 años, estanciero.
Dionisio Solano también tuvo otros hijos que fueron: Antonio Nicanor Solano , Justo de Solano , Lorenzo Solano casado con Carmen Quiroga, Pedro Pascual de Solano , Félix Solano , Ángela Solano casada con Tomás Morón, Idelfonsa (Alifonsa) Solano casada Felipe Cruz, Mercedes Solano casada con Cecilio Chamorro, como ya se ha mencionado. Un total de 12 hijos.
También en el mismo censo se puede ubicar a una de las hermanas de Dionisio, Paula Solano casada con Antonio Pavón en Cacharí, conviviendo allcon cuatro generaciones anteriores y acusando 95 y 99 años de edad, respectivamente .
Finalmente, Dionisio Solano fallece en la Ciudad de Azul a los 106 años , en el año 1882, luego de recibir la sentencia denegatoria de la escrituración de sus tierras, por las cuales luchó durante casi medio siglo. Dos años antes de su muerte, el Ejercito Argentino le reconoció, a una edad de 104 años, el grado de Teniente Coronel. Su fallecimiento en Argentina fue noticia en el viejo mundo, siendo publicado en España , por el diario La Vanguardia de Barcelona, señalándolo “como uno de los primeros pobladores del territorio fronterizo con la Pampa (sic)”.
ACCIONES DEL CAPITÁN RUFINO SOLANO: Vemos que el capitán Rufino Solano no llegó al Azul en una expedición militar, fue nativo de allí cinco años después de su fundación. En este lugar, en aquel lugar transcurrió su infancia y juventud junto a su numerosa familia, en una zona rural y a bastante distancia del incipiente pueblo.
En aquella región se encontraba afincada la tribu del cacique Juan Catriel, entre cuya familia se hallaba su hijo Cipriano Catriel, con quien Rufino Solano se llevaba unos días de diferencia, ambos nacieron en el mismo año y Juan José Catriel era dos años mayor que ellos.
Del cotidiano contacto entre ambas civilizaciones fue como Rufino Solano aprendió a hablar la lengua indígena, a rastrear los campos, a domar a “lo indio”, a guiarse en la inmensidad de las pampas, a fabricar lanzas y boleadoras; y un sin fin de cosas más, que logró asimilar de aquella población originaria, pero la más fundamental de todas fue la de poder comprender profundamente la idiosincrasia del indígena.
En este medio y en estas condiciones de vida, Rufino Solano creció y se hizo hombre, de tal modo que no solo aprendió el idioma del aborigen, a ser “lenguaraz”, de lo cuales habían varios, la gran diferencia con ellos era que Rufino también se convirtió “almaráz”, porque también sabía interpretar a la perfección el alma y los sentimientos de los indios pehuenches (catrieles), además muchos de ellos eran sus entrañables amigos.
Del mismo modo, Cipriano Catriel, quien luego después heredó el cacicazgo de su padre, conocía a fondo las peculiaridades de los cristianos y también dominaba a la perfección la “lengua Huinca”, aunque frecuentemente se hiciera asistir por intérpretes, solo lo hacía por cuestiones “de protocolo”. Por este motivo, no llamaba la atención que este cacique se mantuviera tan cerca de los cristianos, como es muy bien conocido en la historia.
Esta pacífica y larga convivencia llegó ser de tal magnitud, que además los catrieles formaban parte activa en los mecanismos de protección y defensa de los poblados y de los campos, como ya se ha expresado y ejemplificado más arriba. En efecto, son numerosos los partes oficiales donde se detallan las funciones de custodia, persecución y captura en contra de los miembros de otras tribus foráneas y también pandillas huincas, que solían saquear y hacer desmanes en la región. La seguridad era un tema común y así estaba expresamente establecido en los convenios de paz que han llegado hasta nuestros días.
Durante décadas convivieron y se protegieron mutuamente del peligro común que representaban las partidas araucanas (mapuches) provenientes desde el oeste, del lado de la cordillera.
Con estos antecedentes y en aquel ámbito que le tocó vivir, el joven Rufino Solano ingresó a las filas del ejército a la edad de 18 años, como soldado raso. Desde esa edad y hasta 1880 actuó en la denominada “Frontera del desierto” desplegando un papel que se puede estimar como incomparable dentro de la historia argentina. En cumplimiento de su servicio pudo conocer y tratar personalmente a las más las más altas autoridades del Gobierno Nacional, tales como Justo José de Urquiza, Domingo F. Sarmiento, Nicolás Avellaneda, Bartolomé Mitre, Marcos Paz, Adolfo Alsina, Martín de Gainza y en el final de su carrera, al General Julio A. Roca.
Existen decenas de misivas, que han llegado a nuestros días, las cuales dejan traslucir le importante labor llevada a cabo por el capitán Rufino Solano, no solo en su papel de rescatar personas cautivas, si no también su influencia en el éxito de los acuerdos celebrados con lo máximos líderes indígenas. Además de la confianza que le dispensaban sus superiores. A continuación se transcribe una carta dirigida por el General Ignacio Rivas a Martín de Gainza, Ministro de Guerra y marina de la Nación: Azul, noviembre 4/72, Señor Ministro de Guerra y Marina, Coronel Don Martín de Gainza, “Mi estimado Sr. Ministro y amigo” Por el mayor Niebla he recibido su apreciable del 21 próximo pasado. Por fin ha llegado el Capitán Solano de los Toldos de Calfucurá con siete cautivos que éste me manda, cuya lista Nominal mando a la Inspección. Según me dice Solano que habla bastante bien el pampa Calfucurá, sus hijos mayores y sus principales caciques están muy bien dispuestos para la paz, y Solano me asegura que Calfucurá y sus indios no han tenido ninguna parte en estas últimas invasiones, todas ellas han sido practicadas por Pincén y los que lo acompañan. Por las cartas de Calfucurá que le adjuntó // pronto y mas barato? Por todos estos puntos necesito que el Sr. Ministro me conteste a la brevedad para tener un punto fijo de partida en mis arreglos. Me permito adjuntarle una carta que he recibido hoy del Comandante Lagos- y copia de la contestación que le doy y creo será conveniente que el Sr. Ministro le dé la orden para que no se mueva. Porque en estas circunstancias vendría a echar a perder todo y por la misma carta de Lagos veo que está en completo error sobre la situación de los indios. Le pido al Sr. Ministro que después de impuesto de todos los adjuntos? se sirva mandármelas para contestarlas.- Entre líneas = “ Carué” vale –Aprovecho esta oportunidad para repetirme a Ya SSS? I. RIVAS .
De igual tenor e importancia es otra que poco tiempo después el General Rivas le envía al Ministro Gainza, debido a que Solano había partido el día 23 de Noviembre del año 1972 llevando tratados para que firme el cacique Calfucurá, junto con raciones y algunos regalos. A la fecha no había regresado y le escribe la siguiente misiva al Ministro de Gainza: Azul, enero 5 de 1873 Exmo. Sr. Ministro Ministro Coronel Don Martín de Gainza Estimado Sr. Ministro Recibí su carta del 31 del pp …Estoy también ansioso de que regrese al Capitán Solano, para lo cual es la resolución de nuestro compadre La publicación de las notas sobre frontera no puede dudarse que hará la luz, y la verdad se abrirá paso a despecho de los que sí esponen. La nota de la suspensión de Amaya aún no la he recibido, sin embargo procederé de conformidad al cese de él, encontrando fundada la causa de tal resolución. La autorización que pedí, es para dar de alta al Teniente Don Manuel Espíndola, por ser un oficial tal por sus cualidades para el servicio de frontera. Hoy remití a la Inspección de partes oficiales, en que doy cuenta de ligeras invasiones que han tenido lugar, que felizmente ha sido batidas y escarmentadas; felicito al Sr., Ministro por tales resultados y en vista a que el año 73 ha entrado bajo tan buenos auspicios. En uno de los puntos se hace referencia a unos colonos ingleses del sauce Grande, que se han portado espléndidamente bien: con vecinos así en la frontera mucho se ganaría y el alarido del salvage no produciría el efecto de tener que …otra clase de …por él, huyen de sus hogares abandonando familias enteras, buscando en la fuga una salvación que no siempre la obtiene tales las merecen la consideración del gobierno En Bahia Blanca hay necesidad de caballos, y siendo conveniente y siendo conveniente destinar? a esa frontera de ese elemento, pido al Sr. Ministro se sirva mandarme? autorización para mandar descuentos de la …costa sur. Voy a hacer un pedido al Sr. Ministro, que espero que…de lo necesario se sirva acceder a él. Tal es que se sirva asignarme la exigua suma de quinientos pesos mensuales, para atender a los enfermos militares que continuamente hay en este puno de mi escolta, los que no peden mirar con indiferencia al verlos postrados en una cama me veo en la necesidad de hacer gastos de mi peculio que me …En este punto más médicos que particulares y es indispensable pagarle la asistencia de otro modo seria necesario mandar a …….. enfermo a la Blanca y el Sr. Ministro comprende que esto no es posible. Los resultados obtenidos sobre los pastores de indios malones nos comprueba……., tenerse lo conveniente del punto en que se encuentran situadas las fuerzas incivilizadas –pues si estas estuvieran inmediatas a la poblaciones es creíble que no se habían alcanzado y un los resultados; hay que darles más fuerza a los hechos que a las teoría. Sin más por hoy, siempre su afectísimo y SS – FIRMADO I Rivas P. Para que el Sr. Ministro se afirme más de la necesidad de reforzar Bahía Blanca le adjunto una carta del comandante Winter para que se imponga especialmente en la parte que se refiere allí. Se llama la atención del Sr. Ministro sobre lo que dice el comandante Winter respecto a los últimos del primero remitido por el gobierno de la Provincia Vale . Rivas le escribe otra carta al Coronel Gainza en la cual le expresa que está muy intranquilo por la demora del Capitán Solano, pues hacía más de cuarenta y tantos días que salió de Azul y no tiene ni aviso de él . Finalmente llega Solano, luego de dos meses de ausencia. Formaba parte de la estrategia de este militar quedarse a veces semanas en las tolderías a la espera del momento más apropiado con el fin de lograr su objetivo, que era el rescate exitoso de personas, en esta oportunidad, regresó con doce cautivos. Nos enteramos que el General Rivas le vuelve a escribir al Ministro con fecha 24 de enero de 1873 dándole las estas noticias.
Rufino Solano actuó en los fuertes Estomba, Blanca Grande y del Arroyo Azul, entre tantos otros , y por su desempeño militar se lo considera uno de los forjadores de las fundaciones de las ciudades de Olavarría, San Carlos de Bolívar, lugares donde le tocó servir.
El capitán Rufino Solano actuó bajo el mando de jefes militares tales como Ignacio Rivas, Benito Machado, Francisco Elías, Álvaro Barros, entre otros; también lo hizo bajo órdenes directas de Adolfo Alsina, Martín de Gainza, Márcos Paz y de las más altas figuras políticas del país.
Vemos que la acción del capitán Rufino Solano en el rescate de vidas era continuo, porque de la anterior misión narrada hemos encontrado otra carta entre los altos mandos militares donde el general Ignacio Rivas narra Coronel Don Hilario Lagos que el 03 de noviembre de 1872, el Comandante Leyría le ha informado que llegó a su puesto el capitán Solano trayendo cautivas, también de la toldería del Cacique Calfucurá . Estas acciones de salvamento se repitieron decenas de veces durante su servicio, logrando salvar centenares de cautivas e hijos nacidos en cautiverio.
En el terreno eclesiástico, fue además el eslabón militar con el Arzobispado de Buenos Aires, en la figura de su Arzobispo Monseñor León Federico Aneiros, denominado “El Padre de los indios”. Esta última tarea lo llevó a actuar de manera estrecha con el Padre Jorge María Salvaire , mentor y fundador de la Gran Basílica de Nuestra Señora del Luján.
Para concretar los rescates, el canje de prisioneros o arribar a acuerdos de paz en los toldos de Calfucurá, Namuncurá y de otros caciques que no eran de la zona del Azul, el capitán Rufino Solano se acercaba a ellos con absoluta serenidad, no demostraba temor ni flaquezas, pero si actuaba con gran respeto y lealtad, cumpliendo siempre con palabra dada, para realizar estas tratativas les hablaba en su propio idioma . Con estas transparentes actitudes logró salvar infinidades de personas cautivas .
Para el año 1873, en un multitudinario acto, le fue entregada en la ciudad de Rosario, Pcia. de Santa Fe, una medalla de oro en premio a sus servicios rescatando prisioneros y cautivas residentes en esa ciudad . Dicha misión, cumplida con absoluto éxito, le había sido encomendada por La Sociedad de Beneficencia y la Comisión de Rescate de Cautivos, ambas de Rosario. En dicho acto también se le hizo entrega de un pergamino de gratitud el cual manifiesta lo siguiente: “Rosario, 5 de agosto de 1873. Al Capitán Don Rufino Solano: Me es satisfactorio dirigirme a Ud. Participándole que el “Club Social” que tengo el honor de presidir resolvió en asamblea general obsequiar a Ud. Con una medalla de oro que le será entregada por el socio Don José de Caminos la que tiene en su faces verdadera expresión de los sentimientos que han inspirado al “Club Social” a votar en su obsequio este testimonio de simpatía y agradecimiento por la atenta abnegación y generosidad con que penetró hasta las tolderías de los indios de la Pampa para realizar el rescate de los cautivos cristianos, llevando con plausible resultado la difícil y peligrosa misión que le encomendó la Comisión de rescate del Rosario. Esta sociedad no podrá olvidar tan preciosos servicios y ha resuelto acreditarle estos sentimientos con este débil pero honroso testimonio. Manifestando así los deseos del “Club Social” del Rosario, me complazco en ofrecer a Ud. Toda mi consideración. Firmado: Federico de la Barra (Presidente)” .
Dicho acontecimiento fue reproducido en las primeras planas de todos los diarios de la de la ciudad de Rosario y de la Capital Federal, de aquella época. Nos parece justo reproducir el artículo aparecido en la primer página de la edición del día 14 de marzo de 1873, del Diario “El Nacional”, el principal de la ciudad de Buenos Aires, que de manera textual dice lo siguiente: “JUSTICIA AL MERITO – El Capitán Solano, que fue comisionado para rescatar los cautivos del Departamento del Rosario, regresó ayer de aquella ciudad, es donde nos dice ha merecido las más cordiales atenciones de la Comisión para el rescate de cautivos, y con especialidad del círculo denominado “Club Social”, compuesto de lo más distinguido y de lo más culto de la sociedad del Rosario; cuya asociación le discernió el honor de acordarle una medalla de oro en recuerdo de estimación y gratitud a sus muy importantes servicios. Ese acto tan bien inspirado debe ser imitado en ocasiones análogas por todos los pueblos argentinos, que suelen ser olvidadizos con el verdadero mérito. Es una iniciativa que honra altamente al pueblo del Rosario y evidencia su cultura y sus sentimientos delicados, como hace doblemente simpático al “Club Social”, al cual enviamos como argentinos las más ardientes felicitaciones, por el acto de justicia y de moral social de que acaba de dar tan noble ejemplo a su país. El “Club Social” que es al Rosario lo que el del “Progreso” es a Buenos Aires, abre sus amenos salones a los lejítimos (sic) placeres del espíritu, pero tiene un pensamiento inteligente y trascendental para los generosos estímulos, y ha de influir necesariamente en orden a los adelantos del país. El Capitán Solano que sigue viage (sic) para la frontera, va lleno de justa satisfacción y gratitud” . Acciones como esta, se repitieron innumerables ocasiones durante la vida del Capitán Solano.
De esa manera logró ganarse la consideración y el aprecio de estos jefes aborígenes, y por esa razón, nunca se retiraba de los toldos sin llevarse su preciosa carga, su principal objetivo, que era liberar las personas cautivas.
Asimismo, como inmediata consecuencia de su valiosísima tarea mediadora y pacificadora, logró evitar incontables enfrentamientos y contener ataques a las poblaciones. Actividad que fue expresa y directamente encomendada por las más altas autoridades nacionales. Es por ello, que prestigiosos y académicos historiadores, concluyen sin vacilar que “durante casi veinte años el Capitán Solano logró mantener la paz en sus confines (sic)” . Galardonan su legajo militar dos glosas manuscritas por el Coronel Álvaro Barros, fundador de Olavarría y primer gobernador de la Patagonia, donde lo colma de merecidos elogios .
Ellos eran niños, niñas, hombres y mujeres, en su mayoría de estas últimas, que también eran madres, hijas, hermanas y esposas arrancadas del seno de sus hogares y de sus seres queridos. Como aún suele ocurrir en nuestros días, como también es igual el dolor de las victimas de la cautividad y la desdicha de sus desconsolados familiares.
Para realizar estas tareas de rescate, Rufino Solano se jugaba lo más valioso que poseía: su vida y también él tenía una familia que esperaba preocupada su regreso.
Su intervención en San Carlos no impidió a este valiente soldado, que al poco tiempo de esta decisiva batalla, se presentara nuevamente en la propia toldería del temible cacique Juan Calfucurá (Piedra Azul), su contrincante vencido, apodado “El Soberano de las pampas y de la Patagonia”, siendo casi un milagro que no lo mataran; pero no solo no ocurrió ello, sino que al cabo de algunos días pudo retirarse llevándose consigo decenas de cautivas a sus hogares.
Este episodio es único e inolvidable, porque Calfucurá, sintiéndose morir, en la noche del 3 de julio de 1873, y viendo al Capitán Solano velando junto a su lecho, conmovido por este gesto, le indicó que debía retirarse de inmediato porque luego de su muerte lo iban a ejecutar junto con todas las cautivas. Con escaso tiempo, así lo hizo el capitán, e inmediatamente luego del fallecimiento del cacique, partió el malón en persecución del rescatador y las cautivas: se escuchaban cada vez más próximos los aterradores alaridos de sus perseguidores y cabalgando durante toda la noche, finalmente lograron salvarse llegando al día siguiente a sitio seguro . Fue así como el Capitán Rufino Solano fue el último cristiano que vio con vida a este legendario cacique, el cual, en sus últimos instantes de vida, tuvo este majestuoso gesto de grandeza y humanidad . Por esta verdadera hazaña, el Capitán Solano fue recibido con admiración y gratitud en Buenos Aires por el Arzobispo Aneiros, por el Presidente de la Nación y todo su gabinete en pleno. Monseñor Aneiros mandó a colocar, en el Palacio del Arzobispado, una placa conmemorativa de este singular suceso .
Por este don que poseía, el Ministro de Guerra Adolfo Alsina, ante una gran multitud reunida en el Azul en el mes de diciembre del año 1875, le manifestó: “Capitán Rufino Solano, usted en su oficio es tan útil al país como el mejor guerrero” . Es que, mediante tratados de paz, logró evitar inminentes ataques en la frontera del desierto, extensa región de nuestro país donde existía mucha debilidad y que quedó muy desprotegida durante la guerra con Paraguay.
Durante la gestión del Ministro Dr. Adolfo Alsina, el capitán Rufino Solano se convirtió en uno de sus más estrechos colaboradores y fue uno de los hombres de que gozaba de la mayor confianza de este funcionario. Se puede considerar que existía una fuerte relación de amistad entre ambos.
A modo de mero ejemplo, entre varias existentes, se transcribe una carta dirigida por Adolfo Alsina al cacique Namuncurá. Ministerio de Guerra y Marina. Buenos Aires, septiembre 30 de de 1876. Señor Cacique General D. Manuel Namuncurá: En contestación a la nota de Ud. que me ha entregado el Capitán Solano paso a decirle la respuesta para darle una prueba de que el Gobierno no lo engaña cuando dice que está dispuesto a hacer tratados con Ud. le propongo lo siguiente: Las fuerzas del Gobierno se retirarán de Carhué, Puan, Guaminí, Trenque Lauquen e Italó y ocuparán una línea que pase por el Sauce y por el Tordillo. Cada tres meses recibirá Ud. el racionamiento con hacienda, yerba y tabaco en la cantidad que se convenga. Ud., sus parientes, hermanos y demás capitanejos, recibirán un sueldo con arreglo a sus clases. Esto es lo que el Gobierno les ofrece. Si Ud. acepta necesito saber cuales son las garantías que Ud. me da de que su tribu no invadirá ni dejará invadir a los chilenos ni a Catriel. El Capitán Solano deberá ser despachado por Ud. con la respuesta a esta carta antes de cumplirse veinte días de haber llegado a los toldos de Ud. Si después de haber recibido esta nota me invadiese o permitiera que otros lo hagan, antes de que Solano esté de vuelta, quiere decir que lo que Ud. busca es la guerra con el Gobierno y entonces le haré el gusto haciéndosela a Ud. como no se lo imagina. Acepte lo que le propongo que es lo que más le conviene. Le saluda S. S. Adolfo Alsina.
Si bien era poseedor de una gran valentía, lo que más identificaba a este muy particular militar era su técnica y poder de persuasión, no solo porque dominaba el idioma araucano a la perfección, sino porque además sabía como plantarse y dirigirse ante los bravos y recelosos caciques, demostrando además lealtad, sinceridad y honestidad en su trato; esta innata virtud le permitió gozar del máximo prestigio y confianza de ambos bandos.
Por este ejemplar comportamiento, finalizado la campaña del General J. A. Roca, los caciques le solicitaron a Rufino Solano que los acompañara como intérprete y “veedor” de sus peticiones de tierras ante el Gobierno . Aunque solo pudieron obtener inhóspitas tierras que el Gobierno Nacional les terminó “concediendo”. En aquella época, salvo casos aislados como el de Rufino Solano, no fueron muchas las voces que se alzaron en favor de los reclamos del pueblo originario, como también hoy sucede. Por ello venían a buscarlo al mismísimo Azul, sabían con certeza que podían confiar en esta persona, que trataron hasta el final de sus días, allá por el año 1913 .
Particularmente creo que la relación era más que buena, y lo avala así la persona de Rufino Solano al entenderse con los aborígenes, y esto se debía específicamente porque años antes en su niñez, su padre era alcalde en Azul durante casi toda la época de Rosas .
SU MUY BENEFICA PARTICIPACIÓN JUNTO A LA IGLESIA: A propósito de esta máxima figura de la Iglesia Argentina, el Arzobispo Federico León Aneiros, como dijimos, denominado “El Padre de los indios”, en numerosas oportunidades, el Capitán Rufino Solano le ofició de enlace e intérprete con diversas embajadas de líderes indígenas , con quienes, esta célebre autoridad eclesiástica del país, mantuvo reuniones en mencionado Hotel Hispano Argentino de Buenos Aires y en otras oportunidades, en la propia sede del Arzobispado. Por iniciativa de de este alto prelado, en el año 1872, entró en funciones el designado “Consejo para la Conversión de los Indígenas al Catolicismo”, con el primordial propósito de planificar y llevar a cabo misiones evangelizadoras en las zonas fronterizas, donde se hallaban asentadas las tribus de Cipriano Catriel, Raylef, Coliqueo, Melinao y Juan Calfucurá (Piedra Azul) y posteriormente su hijo, Manuel Namuncurá y padre de nuestro Ceferino Namuncurá.
Asimismo, el Capitán Rufino Solano trató, colaboró y le allanó el camino en la misión, casi quince años postergada, al virtuoso y venerable Padre Jorge María Salvaire, llamado “El misionero del desierto y de la Virgen del Luján”, logrando así la Iglesia tener un contacto mucho más frecuente y fluido con los caciques. Así lo testimonian expresivas correspondencias intercambiadas por el Cacique Manuel Namuncurá y el Arzobispo Aneiros, destacando este cacique la presencia del Capitán Solano guiando la delegación que iba a entrevistar al ilustre prelado, entre otros temas.
Fue el propio Padre Jorge María Salvaire quién, más tarde, colocó la piedra fundamental de la Gran Basílica de Nuestra Señora del Luján, el 15 de mayo de 1887, luego fue su Cura Párroco, y murió en la misma ciudad de Luján el 4 de febrero de 1899 a los 51 años de edad. Sus restos fueron depositados en la cripta situada en el crucero derecho de la Gran Basílica a los pies de la imagen de la Medalla Milagrosa, al lado del Altar Mayor, donde yacen hasta el día de hoy. Por su parte, los restos del Arzobispo Aneiros descansan en un mausoleo situado en el ala derecha de la Catedral de Buenos Aires, en la capilla consagrada a San Martín de Tours.
Entre muchas existentes, podemos transcribir la siguiente carta, en cuyo texto queda palpablemente de manifiesto el nexo que cumplía el capitán Rufino Solano con las más altas autoridades del Clero Argentino: Carta del Caique Manuel Namuncura al Arzobispo Federico Aneiro: Al Exmo. Sr. Arzobispo Aulón Capitular de Buenos aires Dn. Federico Aneiros. Salinas Grandes, 9 Nove.1876. Excelentísimo señor: aprovecho la oportunidad de saludar a B.E. por medio de la presente y por conducto del Dn. Rufino Solano, este capitán marcha a presentarse hante el Superior Gobierno; y aciéndole presente a B.E. que cuando se presentó a ésta, el reverendo padre Dn. Jorge Ma. Salvaire estávamos en principios de tratados para los arreglos de paz; cuando se ha ofrecido por otra parte la proseguición de la guerra que hando dimanada por disgustos de desavenencia con algunos indios y las fuerzas de los cristianos cuyos se consentraron a esta parte del Territorioque me pertenece y el Sr. Reverendo padre conoce que estos campos son los que me sirven para hacer las invernadas y de poder trabajar los indios en las boleadoras que haun yo estoy reconcentrando entre el monto estos campos no sirven para tener mis invernadas y por fin siempre reclamo el campo que me pertenece en lo cual hoy estamos en guerra matándonos unos a otros cosa que seria mejor fuesen desocupados los campos que se hallan ocupados por las fuerzas de los cristianos y tratar después en los arreglos de paz. B. E. como un ministro de Dios, así como representa su personalidad, y como persona de mucha influencia pa. con el Superior Gobierno y el Sr. Ministro de Guerra para evitar los grandes destrozos que se hacen a todos lo cristianos mediante la guerra puede meditar con el Superior Gobierno para ser derechos de los indios y dejándomelos libremente, hacepto los tratados de paz; pues de lo contrario los cristianos pierden sus haciendas y familias y poblaciones que son pasadas por la llamas y todos sus intereses que pueden perder por medio de la guerra pues los indios no tienen que perder tantos intereses como los cristianos pues nosotros no tememos que nuestras familias que se nos puedan quitar y nada que perder de poblaciones de hacienda u otros intereses y trabajos como los tienen los cristianos de lo cual hestando en los arreglos de paz serán más modificados estos daños que perjudican a toda umanidad. Como B. E. conoce bien y es antiguo en nuestras relaciones esperamos de su influencia se nos atienda el Superior Gobierno en estos reclamos que hago a nombre de todos los principales casiques de los indios y dar un nuevo regim a las marchas de nuestras disposiciones. Si en caso el Superior Gobierno acepta los tratados de paz, al Capitán Dn. Rufino Solano se le dan treinta días de plazo contados desde la fecha para que se presente hante mí pasado este término queda nula nuestra petición para los arreglos de paz y siempre se proseguirá la guerra que dimane de la defensa de nuestros campos. Recomiendo mucho a mi sobrino Amaro para que le de una buena educación. Al mismo tiempo espero de B. E. se sirva mandarme los veinte mil pesos que le he pedido por medio del reverendo Padre Dn. Jorge Ma. Salvaire y para mi hermano Dn. Alberito Reumay los cinco mil más y pa. mi secretario Dn. Bernardo Namuncurá el par de estribos de plata Carrileros. Cuya cantidad se le entregará al Capitán Dn. Rufino Solano. Recibirá muchos recuerdos de mi parte y de mi hermano Dn. Alberito Reumay y de mi secretario Dn. Bernardo Namuncurá y se los dará al reverendo Padre Dn. Jorge M. Salvaire. Sin otro objeto espero me conteste con el Capitán Dr. Rufino Solano, repitiéndome de B. E. su afectísimo servidor. Manuel Namuncurá. (Archivo de la Secretaría del arzobispado, legajo: El Arzobispo Aneiros y la conversión de los indios.).-
A continuación se transcribe la contestada por el Arzobispo León Federico Aneiros al Cacique Manuel Namuncurá, enviada por intermedio del capitán Rufino Solano, que expresa lo siguiente:. Buenos Aires, diciembre 7 de 1876. al Sr. Cacique Manuel Namuncurá: Agradezco mucho su apreciable del 8 de Noviembre, que trajo el capitán Solano sintiendo cuanto me dice en ella de la guerra y sus estragos. Debo decirle con franqueza que no apruebo la guerra y que Ustedes deben hacer todo el esfuerzo por cortarla. Persuándanse (sic) que el Gobierno debe ser respetado y no oponérsele con las armas. Si é toma posesión de algún terreno es para establecer allí el orden, y para hacer el bien de todos Ustedes; no han de perder, aunque les parezca, sino ganarán mucho, El Gobierno no puede traer aquí, a la Plaza de la Victoria, los terrenos, sino que quedan ahí, y se van mejorando con buenos edificios, casas, escuelas e iglesias. Allí pueden ir los Padre Misioneros y llevarles muchas cosas. Ustedes se equivocan al resistir con la fuerza. El Gobierno entonces tiene que hacer uso de las armas y no habrá más que desgracias. Crea lo que le digo Sr. Cacique. Dejen las armas, no pelen y no los han de pelear a Ustedes, y en cambio Tendrán muchos bienes. Yo se que hay muchos malos cristianos y se que les han hecho a Ustedes muchas injusticias y maldades. Pero se equivocan Ustedes si no hacen buenos arreglos lo han de perder todo. Ud. cree que yo tengo mucha influencia y yo veo que ni con Ustedes la tengo. Si yo tuviera influencia y se hiciese lo que manda la ley de Dios, las cosas andarían de otro modo. Tengo si mucho deseo de que no haya guerra y que Ustedes sean muy felices. Creo que lo serían siguiendo los consejos de la Religión, le suplico que, una vez por fin, se entregue con entera confianza a Dios y a sus ministros, ofreciéndole mi voluntad de hacer cuanto fuere posible por Ustedes y de proporcionarles algunas comodidades para todos. Mientras las cosas no anden así, yo no puedo dar ni buscar recursos, que se perderían viciosamente. Sin más me repito A. S. y C. Federico Aneiros Arzobispo de Buenos Aires.-
Toda esta tarea la realizó en beneficio de la población de Azul y de otras incipientes localidades de la Provincia de Buenos Aires e incluso de provincias aledañas. Entre otras significativas intervenciones del capitán Rufino Solano, se cuentan la de haber formado parte de los cimientes que dieron origen a la actual ciudad de Olavarría y de otras localidades vecinas.
El capitán Rufino Solano llevó a cabo esta plausible labor durante sus más de veinte años de carrera militar y aún después de su retiro, hasta su muerte, ocurrida en 1913. Actualmente obra en la Legislatura de la Pcia. de Buenos Aires, un proyecto de ley para declararlo Ciudadano Ilustre de dicha provincia .-
AUTOR: DR. OMAR HORACIO ALCÁNTARA

1)Archivo Histórico de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, Plano del Partido Arroyo Azul, elaborado por el Sargento Mayor Don Juan Cornell, Octubre de 1859.
2)AGN, Testamentaria de Martina Pabón, Legajo 7398 y Hugo Fernández de Burzaco en su Libro titulado: Aportes Biogenealógicos para un Padrón de Habitantes del Río de la Plata, Volumen VI, año 1991, Pág. 118.
3)Valle, Antonio G. del, Recordando el Pasado, Campaña por la Civilización, Pág. 217, 1926; Alberto Sarramone, Historia del Antiguo Pago del Azul, Pág. 150, 1997; Udaondo, Enrique, Diccionario Biográfico Argentino, Pág. 1014, 1938; Cutolo, Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Pág. 145, Tomo VII, 1985; Ricardo Piccirilli, Francisco L. Romay y Leoncio Gianello, Diccionario Histórico Argentino, Pág. 509, 1953; Durán, Juan Guillermo, Namuncurá y Zeballos: El archivo del cacicazgo de Salinas grandes (1870-1880)‎ - Pág. 372, 2006.
4)AHPBA, Publicaciones del archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, Documentos del Archivo, Tomo XVII, Documentos del Congreso General Constituyente de 1824-1827, Pág. 284.
5) Antonio G. del Valle, Recordando el Pasado: “Campaña por la Civilización, 1926, pág. 217.
6) AGN, Sala X-20-10-1 (Azul); Museo Histórico y Etnográfico “Enrique Squirru de Azul.
7) Díaz, Benito en su tesis presentada en el año 1952 titulada: Juzgado de Paz de campaña de la Provincia de Buenos Aires (1821-1853). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- departamento de Historia Monografías y Tesis. Archivo Histórico del la Provincia de Buenos Aires, Juzgado de Paz del Azul, 1839.
8)Sarramone, op. citada, Págs. 85 y siguientes, del Juzgado de Paz de Azul; Bartolomé J. Ronco, Revista “Azul”, III, 1930, Págs. 93 a 134.-
9)AHG – DMRA Nº 16 y 49; Banzato, Guillermo y María Sol Lanteri en la ponencia titulada: “Forjando la Frontera. Población y Migraciones en la Campaña Bonaerense durante la época de Rosas”, Pág. 24. Editado por Valentina Ayrolo – Matías Wibaux en: Actas Jornadas de Trabajo y Discusión, Problemas y Debates del temprano siglo XIX. Espacio, Redes y Poder. Mar del Plata, 22 y 23 de Abril de 2005.-
10)Museo Etnográfico y Archivo Histórico de Azul “Enrique Squirru”, Sección Archivo Histórico, Ubicación: Legajo 1845, Nº 31.-
11)Álbum Histórico- Ilustrado de la Ciudad de Azul, editado por Antonio G. del Valle, Azul 1932.
12)Museo Etnográfico y Archivo Histórico “Enrique Squirru” de Azul, Legajo del año 1848, Nº 2, CARRETAS.-
13)DGYC, Cornell, Juan: “Informe dirigido al Sr. Ministro de Gobierno en el que se da cuenta haber desempeñado Don Juan Cornell la comisión de que fue encargado para el Partido Arroyo Azul”, en Libros de Suertes del Arroyo Azul 1832-1880, Dirección de Geodesia, Asesoría Histórica, 162 (bis), 1859 y DGYC, “Plano del Partido Arroyo Azul construido por el Sargento Mayor Don Juan Cornell. Octubre de 1859”, 1270-29-3.
14)Yaben, Jacinto R., Biografías argentinas y sudamericanas, Pág. 68, Editorial "Metrópolis", 1938; Raone, Juan Mario, Fortines del desierto: mojones de civilización, Pág. 541, Tall. Gráf. Editorial Lito, 1969; Ras, Norberto, La guerra por las vacas: más de tres siglos de una gesta olvidada, Pág. 307, Editorial Galerna, 2006; Vizoso Gorostiaga, Manuel de, Diccionario y cronologia Histórica Americana, Pág. 79, Editorial Ayacucho, 1947.-
15)AHPBA, Sección Escribanía Mayor de Gobierno, Expediente Nº 18.150/0, legajo 266, 1874; Expediente Nº 20182/0, Legajo 305, año 1862; Expediente 17539/0, Legajo 253, año 1868; Expediente Nº 20405/0, Legajo 310, año 1881; Expediente Nº 17098/0, Legajo 244, año 1881 y Expediente Nº 18012/0, Legajo 263, año 1884.
16)Archivo Histórico de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires, Plano de la Ciudad de Olavarría, año 1868, Cortés Julio H., Valverde Alberto, Arenas José. Ensayo Histórico del Partido de Olavarría, Pág. 302, Leonardo Impresora, 1967.-.
17)Iglesia Catedral de Azul, Matrimonios, Libro 2, f. 28.
18)AGN, Censo Nacional de la República Argentina, año 1869.
19)Iglesia Catedral de Azul, libro de Bautismos, Libro 2, F, 34.
20)Iglesia Catedral de Azul, libro de Bautismos, Libro 2, F, 425.
21)Iglesia Catedral de Azul, libro de Casamientos, Libro 8, F, 10.
22)Iglesia Catedral de Azul, libro de Bautismos, Libro 2, F, 570.
23)Iglesia Catedral de Azul, libro de Casamientos, Libro 14, F. 12.
24)Iglesia Catedral de Azul, libro de Casamientos, Libro 1, F. 41v.
25)Iglesia Catedral de Azul, libro de Casamientos, Libro 1, F. 51v.
26)Iglesia Catedral de Azul, libro de Casamientos, Libro 2, F. 28v.
27)AGN CENSO, NACIONAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA, año 1869.
28)Iglesia Catedral de la Ciudad de Azul, Fallecimientos, Tomo 21, Folio: 328.
29)Memorias del Ministerio de Guerra y Marina, Buenos Aires, República Argentina, Edición 1881, Tomo II, Anexo A, Pág. 33.
30)Diario La Vanguardia (Barcelona, España, 2 de noviembre de 1882, Página 6, Año 2, número 506).
31)AGN, Catalogo del Museo Histórico Nacional, Documento Nº 6344, legajo 43,
carta de Ignacio Rivas a Martín de Gainza.
32)AGN, Catalogo del Museo Histórico Nacional, Documento 6469, legajo 43, carta del Coronel don Martín de Gainza al General Ignacio Rivas.
33)AGN, Catalogo del Museo Histórico Nacional, Documento 6484, legajo 43
34)AGN, Catalogo del Museo Histórico Nacional, Documento Nº 6502, Legajo 43.
35)Valle, Antonio G. del, Recordando el Pasado. Campaña por la civilización. Págs. 335 a 346, Editorial Placente y Dupuy, Azul, 1926.
36)AGN, Catálogo del Museo Histórico Nacional, documento Nº 6345, Legajo 43.
37)Durán, Juan Guillermo, En los Toldos de Catriel y Railef. La obra misionera del Padre Jorge María Salvaire en Azul y Bragado, 1874 – 1876. Págs. 346 349, Editorial Pontificia de la Universidad Católica Argentina, 2002
38)Udaondo Enrique, Significado de la nomenclatura de las estaciones ferroviarias de la República Argentina, Pág. 107, Talleres Gráficos del Ministerio de Obras Publicas, 1942.-
39)Durán, Juan Guillermo. Frontera, indios, soldados y cautivos -1780-1880. Págs. 485 a 486. Bouquet Editores; Universidad Católica Argentina. Facultad de Teología, 2006.
40)Sociedad de Historia de Rosario. Revista de historia de Rosario. Publicado por Sociedad de Historia de Rosario, Ciudad de Rosario, Santa Fe, 1965.-
41)Legajo Militar del capitán Rufino Solano, existente en el Archivo Histórico del Ejército Argentino.
42)Diario "El Nacional" (Bs. As., 14-III-1873); Diario “La Prensa" (Bs. As., 13- III- 1873); Diario La Capital (Rosario, Marzo, 1873).
43)Entraigas Raúl, Braun Menéndez Armando, Levene Ricardo. Historia Argentina Contemporánea 1862 - 1930. Pág. 327 a 329, Academia Nacional de Historia. Editorial El Ateneo, 1965.
44)Legajo Militar del Capitán Rufino Solano existente en Archivo Histórico del Ejército Argentino.
45)Sarramone, Alberto, Historia del Antiguo Pago de Azul, Págs. 150 y siguientes, 1997; Valle, Antonio G. del, Pág. 342, op. citada y otras.
46)Yunque, Álvaro. Calfucurá. La conquista de las Pampas. Págs. 224/225, Editorial Claridad / Ediciones A. Zamora, Buenos aires, 1956.
47)Tarnopolski, Samuel. Libro con Indios Pampas y conquistadores del desierto. Pág. 33, Editorial Expansión Bibliográfica Americana, 1958.
48)Caras y Caretas, Año XV, Num. 732 (1912), Buenos Aires, Argentina, año 1912.
49)Sarramone, Alberto, Historia del Antiguo Pago del Azul. Pág. 152, Ed. Biblos, 1997.
50)Vélez, Francisco Melchor. Ante la posteridad: Personalidad marcial del Teniente General Don Julio A. Roca. Editorial Araujo, Buenos Aires, 1938.
51)Sarramone Alberto, op. Citada; Entraigas Raúl, op. citada.
52)Yunque, Álvaro, Calfucurá: la conquista de las pampas, Página 142, Edic. .Antonio Zamora, 1956.
53)AGN, Sala X-20-10-1 (Azul)
54)Tanzi, Héctor José. Monseñor Aneiros, Arzobispo de Buenos Aires, y la Iglesia de su tiempo. Págs. 59 a 61, Junta de Historia Eclesiástica Argentina, Buenos Aires, 2003.
55)Sarramone Alberto, Catriel y los Indios Pampas de Buenos Aires. Pag. 310, Editorial Biblos, 1993.-
56)Gelly y Obes, Carlos María. Ocupación de la llanura pampeana. Pág. 94, MCBA, Buenos Aires, 1979.
57)Copello, Santiago, op.citada, Pág. 214, Capítulo “Correspondencia con los caciques
58)Copello, Santiago Luis, el su obra Gestiones del arzobispo Aneiros en favor de los indios hasta la conquista del desierto, Pág. 151, 1945 y Goldney, Adalberto A. Clifton, El Cacique Namuncurá, Págs. 243 y 244. También encontramos una fotografía de Rufino Solano con varios aborígenes, el cual se halla en el Archivo “Estanislao S. Zeballos” del Complejo Museográfico Provincial “Enrique Udaondo”. Esta registrada en el Registro de Obras Artísticas del Complejo con el Nº 3815 y en el Archivo con el Código 246 7.
59)Copello, op. Citada, Pág 153, Libro de notas, Secretaría del arzobispado, Pág. 88 año 1876, y Goldney, Adalberto A. Clifton, El Cacique Namuncurá, Pag. 245, 1956.-
60)Página web oficial de la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires: http://www.senado-ba.gov.ar/individual.aspx?tipo=1&id=1&idP=274