MISIVA EXTENDIDA POR EL SR. ARZOBISPO DE BUENOS AIRES, PRIMERO DE ARGENTINA, DR. LEÓN FEDERICO ANEIROS AL CACIQUE GENERAL MANUEL NAMUNCURÁ. ESTE LIDER INDÍGENA, HIJO DE CALFUCURÁ, ERA APODADO "EL REY DE LAS PAMPAS" Y EL ARZOBISPO ANEIROS, LA MÁXIMA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA DEL PAÍS, SE LE DENOMINÓ "EL PADRE DE LOS INDIOS", POR SU ASIDUO CONTACTO E INTERÉS HACIA ELLOS.
EN REPETIDAS OPORTUNIDADES, EL CAPITÁN RUFINO SOLANO TRASLADÓ A LAS EMBAJADAS INDÍGENAS HASTA LA PROPIA SEDE DEL ARZOBISPADO. SIN LUGAR A DUDAS, ESTE SINGULAR MILITAR, FUE EL MÁS IMPORTANTE ESLABÓN ENTRE LA IGLESIA Y LOS INDÍGENAS. LA PRESENTE MISIVA ES SOLO UNA, ENTRE LAS MUCHAS QUE EXISTEN, QUE DEMUESTRAN LA CERTEZA DE LO AFIRMADO.-
(Material extraido de la Biblioteca y Archivo del Arzobispado de Buenos Aires: Legajo de Monseñor Aneiros sobre conversión de los indios. / Cardenal Copello, Santiago Luís. Gestiones del Arzobispo Aneiros a favor de los Indios, hasta la Campaña del Desierto, Capítulo “Correspondencia con los caciques” y muchas otras prestigiosas fuentes).-
Buenos Aires, diciembre 7 de 1876
Al
Sr. Cacique Manuel Namuncurá:
Al
Sr. Cacique Manuel Namuncurá:
Agradezco mucho su apreciable del 8 de noviembre, que trajo el Capitán Solano, sintiendo cuanto me dice en ella de la guerra y sus estragos. Debo decirle con franqueza que no apruebo la guerra y que Ustedes deben hacer todo esfuerzo por cortarla. Persuádanse que el Gobierno debe ser respetado y no oponérsele con las armas. Si él toma posesión de algún terreno es para establecer allí el orden, y para hacer el bien de todos Ustedes; no han de perder, aunque les parezca, sino que ganarán mucho. El Gobierno no puede traer aquí, a la plaza de la Victoria, los terrenos, sino que quedan ahí, y se van mejorando con buenos edificios, casas, escuelas e iglesias, allí pueden ir los Padres Misioneros y llevarles muchas cosas. Ustedes se equivocan al resistir con la fuerza. El Gobierno entonces tiene que hacer uso de las armas y no habrá más que desgracias. Crea lo que digo Sr. Cacique. Dejen las armas, no peleen y nos los han de pelear a Ustedes, y en cambio Tendrán muchos bienes. Yo sé que hay muchos malos cristianos y creo que les han hecho a Ustedes muchas injusticias y maldades. Pero se equivocan Ustedes si no hacen buenos arreglos lo han de perder todo.
Ud. cree que yo tengo mucha influencia y yo veo que ni con Ustedes la tengo. Si yo tuviera influencia y se hiciese lo que manda la ley de Dios, las cosas andarían de otro modo. Tengo sí mucho deseo que no haya guerra y que Ustedes sean felices. Creo que lo serían siguiendo los consejos de la Religión, le suplico que, una vez por fin, se entregue con entera confianza a Dios y a sus ministros, ofreciéndole mi voluntad de hacer cuanto fuere posible por Ustedes y de proporcionarles algunas comodidades para todos. Mientras las cosas no anden así, yo no puedo dar ni buscar recursos, que se perderían viciosamente.
Sin más me repito A. S. y C.
Federico Aneiros
Arzobispo de Buenos Aires
Libro de notas, secretaría del arzobispado, año 1876, pág. 88
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