sábado, 25 de octubre de 2008

CÉLEBRE EPISODIO DE LA MUERTE DEL CACIQUE JUAN CALFUCURÁ, CONTADA POR EL CAPITÁN RUFINO SOLANO. REDENCIÓN DE CAUTIVAS.

Textos extraídos de la obra “Calfucurá, la conquista de las pampas” del autor ÁLVARO YUNQUE, Ediciones Antonio Zamora, Buenos Aires, marzo de 1956.-

Hay lenguaraz como Rufino Solano del Azul, que ha muerto con el nombramiento de capitán, logrado como intérprete. En sus últimos días, fue caudillo de la indiada los días de elección. Durante sus años mozos, campaña de Alsina, el diplomático de la pampa, el lenguaraz imprescindible: “Usted en su oficio, le ha dicho Alsina, es tan útil al país como el mejor guerrero”… (pág. 142)
Otro que lo conoció fue el lenguaraz Rufino Solano. Ya viejo éste, en el Azul recuerda: En una ocasión me internaba en la blanca Grande, hacia donde estaba la tribu de Calfucurá; los indios, en el camino, me desconocieron, y me iban a lancear. El cacique Cañumil llevóme a su toldo y, derecho viejo nomás, me dijo: “Hermano, vas a morir, prepárate”. Yo que conocía el lado flaco de los indios, hice como que no me asustaba, y le hablé alegremente: “Si hermano, hacéme matar, pero primero voy a convidarte con caña. Ustedes son buena gente. El Gobierno los quiere mucho y les va a mandar una tropa de vacas y ponchos patrios y todo lo que pidan”…Lo ojos del yerno de Calfucurá relampagueaban de codicia. No ponía en duda mi afirmación, pues sabía los grandes y continuos regalos que hacía Mitre a los Catriel, que no se cansaban de pedir. “Creo, hermano, creo”, dijo, vamos a tomar tu caña y a comer lindo costillar de vaquillona. Después iremos al Tata Viejo (Calfucurá) que se está muriendo. Al hermano Gobierno le dirás que no haremos malones en Calfú (el Azul), dando ponchos, dando hacienda, dando caña”… “Si, hermano Cañumil”, contesté con la alegría de haber librado el cuero de la lanceada… Esa noche la borrachera dejó tendidos a los indios.
A la mañanita rumbeamos al sur. Al llegar a la toldería de Calfucurá, el cacique se hallaba moribundo, pero habló conmigo. Su voz era serena y firme: “Hermano capitán, huya con los cautivos antes de que yo muera – dijo -, para que no los maten”… Dio enseguida órdenes en ese sentido. Cuando salimos de la toldería al galope, oímos detrás de nosotros una gritería espantosa. Ya sabía yo lo que era. ¡El cacique había expirado! Y la indiada nos acosaba en una persecución que duró toda la noche. (pág. .224)

2 comentarios:

Hugo Boggi dijo...

Horacio, me parece una muy buena idea abrir este espacio en la red que permite a muchas personas comunicarse con los senderos de nuestra historia. La persona de Rufino Solano, en gran medida encarnó el ideario del Patrono de Azul, San Serapio Mártir, que perteneció a una de las órdenes religiosas que se dedicó a redimir a los cautivos de manos de los moros. Don Rufino Solano supo de redenciones de cautivas y cautivos en nuestras tierras.
Espero continúes con las publicaciones a las que volveré y difundiré-

HORACIO dijo...

Gracias Prof. Hugo Boggi, por sus conceptos y por trasladarme parte de sus conocimientos. En verdad, no he ahondado aún en este aspecto, pero la vida Rufino Solano tiene bastante de místico y de misterio. Los dos SOLANO anteriores, reconocidos en la historia de latinoamerica (Solano como apellido, no como nombre), poseían la misma cualidad en el trato al aborigen. No deje de visitarnos, prometo seguir publicando. Atentamente: Horacio Chans.-